Es una pregunta que me han realizado en varias oportunidades y trataré a continuación de dar respuesta en forma concreta y sencilla a este interrogante, sin caer en tecnicismos que puedan aburrir a quien lea este artículo.
Para comenzar creo oportuno hacer un poco de historia para conocer cómo y para que se crea un cuartel de bomberos voluntarios.
Allá por el 2 de junio del año 1884, luego de un voraz incendio que dejo en cenizas un conventillo del barrio de la Boca, los vecinos de dicha comunidad vieron la imperiosa necesidad de organizarse para combatir este flagelo que hacía peligrar sus familias y humildes viviendas. Es así que formaron la primera Sociedad de Bomberos Voluntarios de nuestro país.
El espíritu de esos vecinos sigue intacto en cada uno de nuestros actuales bomberos, mucho más capacitados y con recursos modernos, siguen desempeñando la loable labor de proteger al prójimo y sus bienes.
Jurídicamente un cuerpo de bomberos está conformado en una asociación civil sin fines de lucros (ong) la cual mediante una comisión directiva ad honorem, formada por socios de la institución, administramos los recursos que se procuran obtener, a fin de atender las necesidades operativas establecidas por la comandancia.
Económicamente, las fuentes de financiamiento de las cuales se abastece nuestra institución las podemos dividir en tres grupos:
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Particulares, aportes mensuales que realizan nuestros socios, donaciones de vecinos y empresas de la ciudad o producto de actividades destinadas a recaudar fondos.
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Propios, generados por el alquiler de inmuebles o servicios brindados.
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Estatales, aportes establecidos por normativas tanto nacionales, provinciales o municipales las cuales se reciben en forma periódica y su destino debe ser informado a cada una de los organismos estatales que correspondan, mediante “rendiciones”.
Pero… ¿a qué se destina el dinero que recibe la asociación civil?
Bueno, la economía de una asociación no es muy diferente a la economía de nuestras familias. Existe un monto de dinero finito que ingresa en un determinado periodo y ese dinero debe ser distribuido ante los gastos periódicos, como por ejemplo servicios básicos (gas, telefonía, etc.) seguros de nuestros bomberos, autobombas y edificios, personal rentado, etc. También parte de ese dinero se destina al mantenimiento de nuestras instalaciones (cuartel central y destacamento) de nuestras autobombas y de los equipos utilizados para la atención de una emergencia. Además se destina recursos a la inversión de elementos fundamentales para la capacitación y funcionamiento del cuerpo activo.
Para que el lector tenga una noción de cuánto cuesta equipar un bombero, ello es: botas, guantes, casco, monja, equipo estructural (traje), equipo de respiración autónomo, etc. dicho menester infunde la cantidad, nada despreciable, de 10.000 dólares aproximadamente.
Estos solo son una fracción de los diversos desembolsos que debe efectuar nuestra asociación y que permiten que el Cuartel Central, como del destacamento N°1 “Jose Soto” ubicado en la calle Kuanip, estén 100% operativos.
Es importante remarcar que sin los fondos provenientes de nuestros socios y en mayor medida de los estamentos gubernamentales, ninguna de las asociaciones de bomberos voluntarios podría mantenerse en pie.
Es fundamental que el estado cumpla con la normativa en vigencia y procure destinar los fondos establecidos, para que los cuarteles de bomberos podamos seguir brindando un óptimo nivel de seguridad a nuestra comunidad. La falta o merma de estos recursos repercute directamente en el bienestar de nuestros vecinos ante la emergencia.
Como podrá apreciar el lector existe un delicado equilibrio en el manejo del presupuesto de nuestra asociación.
Lamentablemente y en estos últimos años las instituciones bomberiles de nuestra provincia se han visto afectas por decisiones políticas que terminaron acotando los recursos que se reciben. En esta instancia existen situaciones indiscutibles que me tomo la libertad de enumerar:
La Ley Provincial N° 736 (19/04/2007) Creo el fondo permanente de afectación específica para los cuerpos activos de las asociaciones de bomberos provinciales, afectando el 2,3% de lo recaudado en concepto de ingresos brutos y distribuido entre los cuarteles provinciales.
La Ley Provincial N° 959 (28/01/2014) Redujo drásticamente el porcentual mencionado al 1,5%.
A posteriori la
Ley Provincial N° 959 (28/12/2017) Autorizo al Ejecutivo Provincial a destinar hasta el 50% del ya reducido subsidio, afectándolo a la Secretaria de Seguridad, sin que medie rendición de dichos gastos.
A todo ello (y como si fuera poco) existe un retraso en el desembolso mensual que debe efectuar el ejecutivo a cada institución, retraso que en algunos casos llega a más de año y medio. Consecuentemente en la actualidad se percibe solo un 50% del aporte económico con una devaluación de año y medio aproximadamente. Pero eso no es todo, como consecuencia del retraso en los desembolsos existe hoy en día una deuda que asciende a más de 30 millones de pesos, solo a nuestra institución.
Aclaro nuevamente, los enumerados son hechos facticos que cualquier vecino de nuestra ciudad puede verificar y debe conocer, y no pretende cargar las tintas a la actual gestión o gestiones pasadas… dejo esa conclusión al lector.
Ante semejante escenario el lector se preguntara… ¿Cómo sigue funcionando nuestro cuartel?
La precaria situación que actualmente atravesamos no es distinta a la de un comercio, una PyME u otra organización civil. Inmersos en el contexto internacional por la pandemia del Clovid-19, procuramos acotar al máximo gastos que no sean de carácter urgente, evitar inversiones y/o capacitaciones, etc. Lamentablemente este marco nos lleva a mantener deudas salariales con el personal bajo relación de dependencia y con el ente recaudador nacional (AFIP). Sin perjuicio de ello se trabaja día a día a fin de que no se vea afectada la operatividad de nuestro cuartel.
Pero en definitiva es el espíritu del voluntariado lo que mantiene funcionando a los cuarteles de la provincia. Alguien alguna vez me dijo que:
” …el bombero seguirá siendo bombero, ya sea con un traje estructural de ultima generación o con un balde y una hacha…”; Y esa es la premisa que debemos defender. Es menester de la comisión directiva procurar brindarles a nuestros bomberos las herramientas para desarrollar su labor de forma segura, tanto en capacitación como en equipamiento, permitiendo de esa forma que ellos repliquen en su labor ante la comunidad, esa pasión por ayudar.
Para finalizar – y esperando no haberlo aburrido – hay que mencionar que existen infinidad de aristas que podría seguir desarrollando, pero seguramente quedarán en el tintero para otra oportunidad.
Agradeciendo al lector, saludo cordialmente.
José María ABDALA
Presidente BVU